«La imaginación no es un estado: es la existencia humana en sí misma» (William Blake)

 

          Branas es una colección de fotogramas resultados de un proceso íntimo y creativo a través de la Simetría y Superposición en fotografía digital. Colores, texturas, volúmenes y formas, proponen e invitan a detenerse un instante y explorar.

Branas es precisamente fruto de la exploración, pero de una exploración despierta e inspirada, la convergencia y amalgama etérea de ideas y conceptos provenientes de ámbitos tan diversos, como la música, la física, la neurociencia, la filosofía, la psicología, y una consciencia espiritual profunda, que no ha hecho más que retroalimentarse y enriquecer cada parte de esta aventura.

Cada imagen es consecuencia del entrelazado traslúcido de la imagen que conforma el reflejo en el espejo y su reflejo; una Epifanía, una Revelación, la ilusión de dimensiones imperceptibles, atmósferas sugerentes, la reconstrucción o recreación de una Realidad aparente, esa Realidad que vemos parcial o generalmente, tan relativa como el tiempo y la calma, y es eso en lo que hace reflexión este trabajo.

Somos la suma de nuestros días, pero es nuestra responsabilidad elegir qué sumar. El observador es fundamental y su entrelazado interior será el sustento que finalmente le dará la percepción de sí mismo, su entorno y los sucesos que le acontezcan. Branas plasma y recapacita en cómo nuestro pensamiento es un sentido más, el que genera y potencia esa energía que nos hace crecer, creer y crear nuestras dimensiones: era, soy y seré; mente, cuerpo y espíritu; pasado, presente y futuro, un regreso a nuestra geometría matriz, el entramado del cual todos somos parte y partículas conectadas en esa partitura primordial en la que somos músico, instrumento y vibraciones, de las que, si somos conscientes, develaremos y valoraremos la preciosa mixtura que formamos en conjunto los seres con el Universo y toda creación.

Branas es un proyecto que comparte al observador la inquietud de ampliar su percepción conjugando su ente, su contexto y sus vivencias para interpretar desde sí el origen o sentido de cada fotograma, permitiéndole a la vez hacer una analogía de la idea que nos hacemos de la vida, qué ingredientes mezclamos y cómo los priorizamos en un mundo que pretendemos seguro, pero del cual tenemos certeza ninguna.

Quienes nos han enseñado a través de los siglos, maestros y precursores, lo hacen aportando los conocimientos adquiridos desde su experiencia, son una guía, una referencia. Al no haber receta ni manual, podemos lograr entonces que esa incertidumbre que nos pisa los talones, se convierta en la fascinante posibilidad de labrar nuestro propio camino: -que la norma social a veces nos desdibuje, no debe desalentarnos-, muy por el contrario, en el fondo sabemos y sentimos cuan importantes somos como individuos y queremos ser valorados, pero esa valoración debe nacer primero en nuestro interior.

Podemos «Transformar lo que sea», generamos y compartimos energía permanentemente, somos elementos y complementos de la común unidad que puede transformar, convertir y transmutar, pero la llave está en nuestro ser. El mundo es una proyección de nuestro conflicto interior por tratarnos en capas separadas, por sentirnos aparte pero necesitando del resto, separándonos entre nosotros y con el planeta, cuando quizás debiéramos simplemente vernos como Branas: una preciosa lámina más, en el bello paisaje cósmico que es la existencia. {Px}

 

«La unidad es la variedad, y la variedad en la unidad es la ley suprema del universo» (Isaac Newton)